Es obra románica de comienzos del último tercio del siglo XII, conservando completa toda la estructura original con algunos añadidos como el pórtico, una capilla lateral adosada al lado norte de la cabecera y la sacristía abierta en el lado de la epístola. En su construcción se utilizó la piedra de sillar bien cortada y dispuesta en hiladas regulares.
Desde el punto de vista arquitectónico destaca la unidad del conjunto, pese a los añadidos citados, el ábside semicircular con bóveda de horno, el arco toral y la portada abocinada; pero en esta estructura sobresalen los elementos decorativos, principalmente los canecillos y capiteles historiados que presentan animales y escenas simbólicas de gran originalidad. Este templo se relaciona con otros muchos realizados en la comarca a finales del siglo XII, en un momento de expansión de las formas románicas que se vio propiciado por la bonanza económica y la estabilidad social conseguida en la zona con la mayoría de edad de Alfonso VIII.
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