Emplazada en un extremo del Casco Antiguo y colindante con la muralla que protegía el barrio de Aquende, se eleva sobre la Plaza del Mercado, núcleo de la villa en el pasado.
Su estado actual expresa crudamente el deterioro al que ha sido sometido el templo original a lo largo de su accidentada historia. Usado para el acuartelamiento de tropas, y expoliado por el ejército francés en la Guerra de la Independencia, vio desplomarse su torre y parte de la techumbre en 1874 y desaparecer su carácter parroquial el 12 de junio de 1875, pasando tras su desamortización a propietarios particulares. A partir de entonces, se compartimentó en viviendas que aprovechaban los elementos constructivos esenciales. Permanecen hoy de la estructura primitiva el ábside y diversos restos de la nave: arcos, ménsulas, columnas, capiteles...
Gótica, la iglesia presentaba una extensa planta rectangular, de nave única y gran ábside de cabecera cuadrada. El amplio paralelepípedo muestra en su exterior robustos contrafuertes de gran altura, alcanzando los correspondientes a las esquinas casi la techumbre. La ornamentación de los muros es notablemente austera, reduciéndose a los canecillos del alero, de otro lado muy erosionados.
En el interior, pueden observarse restos de policromía en la bóveda, cuyos nervios aparecen decorados por voluminosas serpientes entrelazadas, en tanto que un cielo azulado, cuajado de estrellas, ilumina sus plementos.
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